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El derby en Ascao (Necronomicón)

Ayer le pregunté a Santi si conocía algún chigre auténtico para ver el derby. Me recomendó que fuéramos al Achuri, junto a su casa; un poco más allá de Ascao, en el barrio de Pueblo Nuevo, no muy lejos del Estadio de la Peineta.

Y, sí, era eso: el concepto platónico del chigre de barriada. Estrecho, incómodo, con muchas sillas metálicas y pocas mesas;
una barra larga con boquerones y ensaladilla echada a perder [anisakis o salmonelosis, ya sabes];
un fondo de pared convertido en Historia Universal de la Bebida [¿aún existe el anís "La Asturiana"?];
público vestido según los tres modelos tradicionales: 1) chaleco de agua, 2) chaqueta de esquí años 80 con dibujo geométrico y 3) chándal del Madrid con camisa [los tres con rastros de caspa, siempre];
dueño afiliado a los UltraSur y a Fuerza Nueva;
y un Héroe del Chigre (qué hacer sin él) que no falta nunca, desde las 9 de la mañana hasta el cierre, entre el gintonic y el puro y la voz subterránea.

Minuto 1. El partido empieza con gol de Van Nistelrooy. Salto coreografiado y golpes a la máquina tragaperras. Seguidas, una ocasión de Raúl y otra de Sneijder. Se impone el buenrollismo en el chigre: se empieza a compadecer al Atleti. El Sabio del Chigre -otro imprescindible- se queja, "porque todos somos madrileños", del cierre del Calderón impuesto por la UEFA. "Todos los equipos ingleses que han venido a Madrí se han portado como unos energúmenos, y ahora viene el negro éste...". El negro éste es el presidente del Marsella, Pape Diouf, pero el Dueño le corta la frase:
-Que no se puede decir "negro", hay que decir "persona de color" o "persona de otro sitio"...

En el 17, el árbitro anula un gol a Van Nistelrooy; en el 22, anula otro a Raúl. Fin del buenrollismo. El Dueño se queja de los árbitros españoles, "los peores de las grandes ligas europeas". Lo dice tres o cuatro veces, cada vez más convencido ante el hecho constatable. Su definición del árbitro es bastante perspicaz: "pervertido cabrón"; "hijo de Satanás"; "seguro que estuvo haciendo la mili con el Doctor Magú". El Tipo de la Barra advierte: "Los del Atleti están crispaos". Y el Dueño replica: "crispaos ¡y en el mundo del talante!".

Minuto 30: el árbitro expulsa a Perea. En medio de las discusiones, se oye -sin mucha intensidad, más bien como un golpetazo- un breve "negro cabrón" [lo ha soltado el Tío del Chándal con Camisa, como si se desahogara]. A partir de ahí, se encadena una frase con otra:
- Ése que se vaya a su pueblo...
- ¡Cada uno tiene que estar en su hábitat!
- ¿Moreno? ¡Eres muy optimista para llamarlo moreno!
La discusión se termina con la voz del Dueño: "Si Dios nos hubiera querido peces, nos habría dado a todos agallas". Nada que hacer ante la filosofía de un dueño.

El partido se hace lento al final de la primera parte. No se habla mucho. En el minuto 39, roja directa a Van Nistelrooy. Más gritos que ocurrencias. Uno se queja de que Atleti se vaya a mudar al barrio, al estadio de la Peineta: "Pues menudos vecinos nos vamos a echar, estos crispaos...". Otro propone que aprovechen los partidos de sanción UEFA para demoler el Calderón. Justo antes del descanso, falta de Asunção:
- ¿Pero no habían echado al negro?
- No, hombre, no, que éste es otro...

Segunda parte. El partido se hace más pesado, más estático. Hay que buscar nuevos temas. Se hace una pequeña ronda, dirigida por El Sabio del Chigre:

- Mujeres de los deportistas. Conclusiones: 1) "qué buena está la mujer de Van der Sar" ["Van der Vaart", pero la cosa se complica]; 2) "qué buena estaba la mujer de Karembú [Karembeu], la Zelnikova [Skleranikova]"; y 3) "la única fea es la mujer de Federer".
- Jugadores y prostitución. Conclusiones: 1) "Ronaldo se folla a todo lo que pilla"; y 2) "Roberto Carlos se iba a Marqués de Viana con putas de dos mil euros, tías de un metro noventa o de dos, pero el tío luego rindió diez años pal Madrid".
- Coda sobre prostitución: "¿Sabes cuánto ganan las putas de aquí al lado, de San Cristóbal? Pues mil euros a la semana, y eso que estamos en crisis".

El partido no mejora. Sólo hay jirones, arranques, ramalazos. El Dueño protesta por Higuáin: "no está llevando ni peligro, y eso que siempre lleva peligro". El Sabio propone "sacar a la fregona". Insiste: "llama a Chúster que saque a la fregona". El Héroe del Bar saca el móvil con la misma mano en que lleva el puro, aunque ha posado el gintonic. Otro se queja, pero El Sabio le dice: "si está en el banquillo hay que sacar a la fregona". Entonces comprendo que La Fregona sólo puede ser Royston Drenthe.


El partido no se recupera, sigue en tensión, pero sin juego. De repente, el árbitro se pone a cojear y se echa al suelo para que lo atiendan. El chigre suelta un "Bueno..." continuo, profundo, coral. Alguien precisa: "y encima le van a dar un masaje al mamón éste". El Sabio le dice al Tipo de la Barra: "el fútbol no es una matemática, hay que analizarse las cosas". Pide otra vez que Chúster saque a La Fregona. Luego sale para llamar por teléfono a un sobrino del Atleti y decirle que les han robado dos goles [cabe suponer que el sobrino sabe cómo encontrarlos].

Minuto 85: se oye un grito: "¡va a salir La Fregona!". Sí, es Drenthe junto al cuarto árbitro. Aplausos y algún grito de "¡Fregona, Fregona!". El Tipo de la Barra dice: "éste es campeón de las olimpiadas de los negros de correr".

Minuto 89: falta para el Atleti. Marca Simão. El silencio. Ni el Sabio ni el Dueño saben qué decir. La gente se mira, molesta. Santi camina de una parte a otra. Javi, su compañero de piso, me dice: "bueno, el Atleti es el único equipo que puede empatar en el 89 y perder en el 90".

Minuto 95: penalty a Drenthe. El chigre revienta a gritos: "¡¡¡Fre-go-na, Fre-go-na, Fre-go-na!!!". El Sabio disfruta de su triunfo sociopolítico. Higuáin marca el penalty. Hay saltos. Caen dos vasos. El Héroe del Chigre da puñetazos a la tragaperras. El árbitro pita. Todos piden la cuenta a la vez, encantados. El Dueño les recuerda que él ha ganado la Porra.