La traducción antonímica consiste en sustituir, dentro de un enunciado concreto, cada una de las palabras principales (substantivo, verbo, adjetivo, adverbio) por uno de sus posibles antónimos, es decir, por su contrario*.

Paul Valéry, plagiando a Oulipo por anticipación, manipuló de esta forma uno de los Pensamientos de Pascal. "El silencio eterno de esos espacios infinitos me sobrecoge" fue el origen de "El estrépito intermitente de estos pequeños rincones me tranquiliza". De la misma forma, Georges Perec procesó la primera frase de En busca del tiempo perdido, "Durante mucho tiempo me he acostado temprano": "Una vez, al otro se le pegaron las sábanas".

* Nota: sin embargo, no toda palabra tiene por fuerza un antónimo. ¿Cuál es el contrario de "perro"? Podría buscarse la respuesta en las fábulas, en el imaginario colectivo, y se concluiría que un antónimo de "perro" podría ser "gato", de acuerdo con la expresión "como el perro y el gato".

Oulipo: Abrégé de littérature potentielle (Mille et une Nuits, 2002)

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