Fuera donde fuera, aquel día andaba
hacia su pasado. Caminó entre pilas
de recuerdos. Miró por ventanas
que ya no le pertenecían.
Trabajo y pobreza y escasez de cambio.
Aquellos días vivían a su antojo,
decididos a ser invencibles.
Nada podía pararlos. No
por mucho tiempo.
En el cuarto del motel,
aquella noche, hacia la madrugada,
corrió la cortina. Vio nubes
asentadas junto a la luna. Se acercó
más al cristal. Entró aire frío,
le posó la mano en el corazón.
Te amé, pensó.
Te amé mucho.
Antes de no amarte más.
[Una traducción que me rondaba, no sé -o quizá sí- por qué.]
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